Arroz A La Valenciana
15:27El siglo XX le dio la bienvenida culinaria al “modernismo” pictórico en 1908 en el estudio de Picasso ubicado en Montmartre, el barrio plagado de doulos, pintores, flambeurs, flâneurs, prostitutas, escritores metidos a brujos (o viceversa) , fantasmas eróticos… todos impregnados del olor de cervezas de brasserie, cigarrillos y vino hiperbarato. En el piso destartalado se celebraba una casualidad imposible. Picasso se había encontrado en una tienda de baratijas el “Retrato de una mujer” de Rousseau y lo había comprado ¡en cinco francos!, fingiendo que no se daba cuenta de lo que hacía, silbando al aire acaso para no alertar a dependiente… Invitaron a treinta amigos, entre ellos Gertrude y Leo Stein, Alice B, Toklas, el inevitable Braque, con quien Picasso estaba más o menos inventando la pintura del futuro; Apollinaire, el crítico André Salmon; improvisaron mesas con tablones, colgaron linternas chinas de las vigas, decoraron las paredes con las máscaras africanas que Picasso y Braque adoraban (Dejaron las pinturas en el suelo, en los rincones, como verticales mazos de cartas); Al Retrato, centro de la fiesta, le pusieron unas banderitas y una corona de flores. Llegó Rousseau, que bien podía pasar por abuelo de aquel grupo policromo, pero para él era una fiesta sorpresa. Pidieron comida a domicilio que nunca llegó. La novia de Picasso, Fernande Olivier, preparó su famoso “Riz á la Valencienne”.
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